Medio siglo de singularidad, contado por una sonrisa como la del primer día. Firmado en 1965 por los diseñadores Achille y Pier Giacomo Castiglioni, el radiofonógrafo es perfecto porque es único, gracias a un estilo incomparable. Formas con encanto retro, combinadas con una increíble definición del sonido y la posibilidad de orientar y mover los altavoces de la forma más adecuada al entorno circundante, para una experiencia auditiva estimulante e intrigante.
Amado por David Bowie, a tal punto que conservaba en su hogar una versión muy especial, el radiofonógrafo nace por la convicción personal de Achille Castiglioni: “Los objetos deben hacer compañía”. El radiofonógrafo llena con personalidad cada rincón de la casa donde se coloca, llama la atención y estimula una relación recíproca entre objeto y usuario.
Amado por David Bowie, a tal punto que conservaba en su hogar una versión muy especial, el radiofonógrafo nace por la convicción personal de Achille Castiglioni: “Los objetos deben hacer compañía”. El radiofonógrafo llena con personalidad cada rincón de la casa donde se coloca, llama la atención y estimula una relación recíproca entre objeto y usuario.