Una composición arquitectónica minuciosa, un rompecabezas de diseño de artista creado para la decoración interior de la casa de un embajador, una pieza que narra la pasión de Charlotte Perriand por Japón y su herencia artesanal.
En 1969, Charlotte Perriand diseñó una pantalla para la casa del embajador japonés en Francia. Esto le permitió poner en práctica su pasión por el lejano Oriente. Durante sus viajes a la región, obtuvo muchos conocimientos sobre el inmenso patrimonio artesanal local. Charlotte Perriand, experta en diseñar mobiliario a la medida de las necesidades de su usuario, concibió la mampara Paravent Ambassade para ocultar la puerta que comunicaba la oficina con la sala de recepción, un espacio que evocaba cierta solemnidad también por la presencia de un gran sofá, sobre siete metros de largo, junto al cual se colocó la pantalla.
En 1969, Charlotte Perriand diseñó una pantalla para la casa del embajador japonés en Francia. Esto le permitió poner en práctica su pasión por el lejano Oriente. Durante sus viajes a la región, obtuvo muchos conocimientos sobre el inmenso patrimonio artesanal local. Charlotte Perriand, experta en diseñar mobiliario a la medida de las necesidades de su usuario, concibió la mampara Paravent Ambassade para ocultar la puerta que comunicaba la oficina con la sala de recepción, un espacio que evocaba cierta solemnidad también por la presencia de un gran sofá, sobre siete metros de largo, junto al cual se colocó la pantalla.
